Ayer tus dedos enloquecieron mi piel
Cada poro reventó de pasión,
Cada parte de mi masa corporal
Inevitablemente se erizo
La ropa sin pensarlo
Abandono nuestros cuerpos,
Cuerpos de dos almas,
Que ya no conocen de distancia
Una copa de Cognac
Y en el fondo de la habitación
El nocturne de Chopin
Nos hicieron vibrar
Tus labios gráciles
Viajaban en mi cuello,
en mis espalda, en mi pecho,
en mis montes de deseo
Y yo invariablemente
Tierna e indulgente,
Tu fuerte y moralejo,
Con tus fascinantes monólogos
Las gotas de la regadera
Resbalaban hasta la gloria
Y juntos nos abrazábamos
Danzando entre las olas
Cansados de tanto amar
Bajo un regazo por nosotros conocido
Nos envolvimos en sabanas de ventisca
Que nos devolvieron la temperatura
Me dedique a perderme en ti
Y calle, me dormí en tu cálido pecho
Después llego un beso a mi frente,
con señas de despido
Con un beso me marche
“nos veremos otra vez”
Y escrupulosamente
Cruce el peatón de siempre
Alejandra Mendoza Rojas
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